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El hojaldre es una de las masas que más se consume dada la cantidad de marcas que existen en el mercado que lo venden de forma ya preparada, sin embargo, aunque su elaboración parezca difícil no tiene más secreto que su estiramiento, la creación de láminas, los pliegues y el control de la temperatura.

Según algunos estudios ya se hacía en Grecia y Roma pero fue en la época medieval, bajo la influencia árabe, cuando más se elaboraba. Existen varias leyendas sobre el hojaldre y a nosotros nos encanta la que cuenta lo que ocurrió en una famosa panadería de Francia, donde trabajaba un ayudante al que el jefe panadero le encargó una masa. A este ayudante se le olvidó poner la grasa en la masa, y cuando se dio cuenta ya la había amasado sin grasa. Preocupado por la regañina del jefe, extendió la masa, puso en el centro la grasa y le dio varias dobleces, extendiéndola cada vez más. Cuando llegó el jefe panadero e hizo sus panecillos, como siempre, observó que la masa se elevaba de una manera uniforme y hacía varias capas entre sí, como un libro. Sorprendido llamó a su ayudante y al explicar el ayudante lo que había pasado, el jefe lo abrazó y felicitó por la nueva masa que había creado. Pasados algunos años esta masa fue perfeccionándose y se crearon variantes con la misma masa y con diferente cantidad de grasa y dobleces.

Nuestro hojaldre es totalmente artesanal, lo hacemos con margarina vegetal, harina de fuerza, un toque de sal y mucho cariño. Cuando lo metemos en el horno, el calor hace que la humedad de las capas se evapore y el aire atrapado dentro de ellas se expanda, produciendo una presión que levanta las finas hojas de masa hacia arriba, separándolas entre sí y el resultado es un espectáculo de sabor. ¡No dejéis de hojaldrizaros con nosotros! 🙂