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Los huesos de santo, junto con los buñuelos y las empiñonadas son los dulces típicos de las fechas cercanas al Día de Todos los Santos, por lo que suelen estar en las confiterías desde finales de octubre a primeros de noviembre. Los huesos de santo tienen su origen en la gastronomía árabe y, al parecer, su elaboración está relacionada con el final de la recolección de la almendra. Son unos dulces de forma alargada y cilíndrica elaborados de mazapán, por tanto su protagonista es la almendra que tiene un alto contenido proteico y de fibra dietética, calcio, fósforo, potasio y un alto nivel vitamínico. Se rellenan de yema (aunque en algunos lugares los rellenos son muy variados) y finalmente se les da un baño de azúcar, por lo que a pesar de su pequeño tamaño su sabor está muy concentrado.

Las empiñonadas tienen su origen en los panellets catalanes que se toman en el día de Todos los Santos y también son una especie de mazapán con yema de huevo, cubierto de piñones, y este fruto seco tiene una altísima concentración en nutrientes como las proteínas e hidratos de carbono, el calcio, magnesio y hierro.

De los buñuelos hay referencias a principios del siglo XVII y se trata de una pasta realizada de harina y azúcar, que se fríe en aceite bien caliente. En su origen eran “de viento”, nosotros los rellenamos de chocolate, de crema y de nata. Estos tres dulces, muy típicos de esta época, tienen una presencia tan efímera en nuestras vitrinas que si no quieres quedarte sin probarlos, o sin los buñuelos de tu relleno favorito, ¡te aconsejamos que los encargues ya! 🙂